8.12.2009

BORDELINE



«La mariposa no puede recordar que ha sido oruga
así como la oruga no puede adivinar que será mariposa
porque los extremos del mismo ser no se tocan.»
Enrique Lihn

El improvisado cigarro se había consumido rápidamente a pesar de la humedad, y ya comenzaba a arder peligrosamente cerca de la piel de sus dedos. No era la primera vez que transitaba solo por entre los oxidados rieles, pero esta vez sentía que no sabía hacia donde lo hacía, ni siquiera intuía si cada durmiente que dejaba atrás significaba escape o regreso. Por otra parte, la repentina neblina que se mezclaba con el vapor de su agitada respiración no le permitía saber si la noche avanzaba fiel a su ritmo taciturno o ya se aproximaba un nuevo amanecer. En el club -a pesar del fin cosmogónico- continuaba sonando "A nigth in Tunisia" desde el soplido potente y preciso de aquel menospreciado trompetista que solía payasear en un sabatino programa de televisión en tiempos de dictadura. Al caminar miraba el cielo: buscaba de vez en cuando las estrellas y, a pesar de haber extraviado su abrigo, no sentía frío o simplemente ya no le importaba como tampoco ya no le importaba ese "Borracho de mierda, ¡púdrete en el infierno!" salido de los labios de Claudia, luego de que le dijera "La vida es una bestia estúpida" a modo de autoreflexión y firme despedida.